Hoy es 5 de agosto de 2022. Hace poco más de quince días que estoy en Portugal. Y no estoy de visita, he venido para quedarme. El 1 de julio dejaba mi querida huerta en manos de su nueva capitana, Isabel. Después de decidir que quería vivir con mi novia en el país vecino tuve que decidir qué hacer con la huerta, huerta que con tanta ilusión y esfuerzo creé desde cero. ¿”Cerrarla”? Pero, ¿es que se puede cerrar una huerta? Una huerta se puede cultivar o se puede abandonar. No pudiendo hacer ya lo primero y no queriendo hacer tampoco lo segundo, decidí que podría darle continuidad aunque no fuese en mis manos. Contacté con Isabel un par de meses antes de la que ya tenía marcada como fecha de mi marcha; le ofrecí la venta de mi producción, infraestructura, marca comercial y clientela. Además, si accedía a ello, la contrataría como empleada durante seis semanas para que trabajáramos mano a mano y poderla así transmitir todo el conocimiento práctico posible antes del traspaso. Y así ha sido. Isabel se ha quedado con la huerta, apostando con fuerza por emprender a los 58 años, y yo estoy en Portugal.
Las 3 p
Cultivar para la venta no es fácil, nada fácil. Una semilla quiere germinar, es verdad, y darle la oportunidad de hacerlo con condiciones mínimamente favorables no es tan complicado. Pero las semillas, las plantas, no crecen en ambientes aislados. Deben abrirse paso sorteando agentes meteorológicos adversos e insectos comedores de hojas, sin contar con otras criaturas que también pueden sacar provecho de ingerir o parasitar aquella forma de vida. En definitiva, para obtener cultivos sanos no es suficiente buena voluntad y sudar mucho. Hay que hacerlo bien, con conocimiento y a merced de la naturaleza y sus designios. Este tipo de preocupaciones son ajenas al que monta una zapatería o una cafetería.
Por todo esto, lo primero es conocer cómo debe prepararse la tierra para acoger una semilla, que germine bien y de lugar a una planta sana durante todo su ciclo. Esto es práctica. Vas a sembrar mucho y a fallar mucho, porque todavía no has comprendido qué condiciones son las que favorecen más a ese cultivo particular. Y aquí viene la p de perseverancia. Si fallas, fallas, fallas y abandonas, no sabrás nunca qué supone hacerlo bien. Pero si sigues fallando hasta acertar, eso es perseverancia.
Pero, ¿quién no siente tentación de abandonar cuando falla y falla sin parar? Solamente el que tiene una fuerza interna más pesada que la pesadez de fallar. Lo podemos llamar motivación o simplemente fortaleza, aunque me parece que lo más acertado es hablar de pasión. Puedes terminar de plantar no sé cuantos miles de plantones y al cabo de los días ver cómo empiezan a morir en serie. ¿Es la tierra? ¿Es el mantillo? ¿Es el agua? ¿Es el tiempo? ¡Ay amigo, cuántas preguntas al viento he tenido que formularme en solitario!
Es irritante, claro que sí, nadie puede discutir esto. Has hecho un trabajo que te parece impecable y no has cogido fruto. ¿Quién no desespera? ¿Cuánto tiempo has dedicado? Te has preparado, has venido uno y otro día a continuar disciplinadamente la obra. Y de repente te das cuenta que las plantas están totalmente picoteadas… Si no tuvieras claro que lo vas a conseguir tarde o temprano, estarías haciendo otra cosa, o tal vez lo mismo. Hay tendencias irracionales y seguramente muchos de los logros humanos tengan algo de irracional, pues todo apuntaba a que no se podría hacer. Tenemos que hablar aquí de la p, la p de paciencia.
Las 3 t
Durante los últimos 4 años y pico han pasado por la huerta unas cuantas personas para trabajar o para echar una mano puntual a cambio de aprender algo. Recuerdo el reciente caso de Javier, que me contactó por correo mi última primavera allí. Me dijo que estaba comprando un terreno para hacerse su casa en la sierra y que quería crear una huerta decente, tal vez para vender. Me pidió trabajar unos días conmigo a cambio de aprender. Él tenía su propio negocio, es emprendedor, creó hace unos años una empresa de construcción de tejados y le va bien. Sabe lo que es trabajar. Solamente pudo estar dos semanas, precisamente por imperativos de su negocio, pero tengo la sensación de que en pocos días se llevó bastante. Se me quedó grabado algo que me dijo antes de irse: Fernando, aquí se trabaja mucho.
El trabajo es tal vez el ingrediente decisivo. Todos sabemos que las cosas se consiguen con trabajo, pero, ¿qué es trabajo realmente? Según Taichii Ohno, creador del sistema de producción de Toyota, no se puede confundir movimiento con trabajo. Movimiento es lo que hace cualquier criatura viviente para ir de un lado para otro. Trabajo es movimiento bien pensado. Por eso muchas veces tienes la sensación de haber hecho muchas cosas pero sin aprovechar el tiempo. Eso es movimiento, no trabajo. Por eso dices que no te ha cundido.
Crear una huerta comercial exige mucha dedicación. Tienes que estar a las duras y a las maduras, siempre. Pero es verdad que no basta con estar y corretear de una lado a otro así sin más. Hay que hacerlo con sentido. Ya dije en otro post que la mejor idea me parece aprender con otros que hacen lo que tú quieres hacer. Ayudarles una temporada a cambio de nada (que es en verdad a cambio de todo lo que saben). También complementar con los libros adecuados, con contenido, con vídeos adecuados, es una gran idea. Hacer es lo principal, pero hay que tener la mejor guía posible, no escatimar en formación.
Con todo y con eso, las cosas no van a llegar rápido. Exigen tiempo. Y el tiempo, en este sentido, es fruto de la paciencia, un bien escaso en nuestros días, donde cada vez todo es más inmediato. Con un clic podemos comprar lo que sea, hablar desde muy lejos, recibir información, irnos de viaje. Pero no sucede así en la huerta. El tiempo aquí es el tiempo de toda la vida, ese que requiere esperar y esperar hasta que el trabajo dé sus frutos.
Tienes que molestarte en aprender (cosa que no es molestia cuando te mueve la pasión), en fallar, fallar y fallar. Dicen que unas veces se gana y otras se aprende. Y más allá de recetas de postureo motivacional de red social de turno, hay mucho de realidad en esa frase. Te caes, analizas la caída y la próxima vez te vas a caer pero no por no haber tenido en cuenta el primer factor que te hizo caer. Y así, poco a poco, vas a ir atesorando caídas, y sobre todo MOTIVOS de caídas. Se dice también que el experto es aquel que ha cometido el suficiente número de errores en un área de conocimiento determinado. Y esto, caer y volverte a levantar, una y otra vez, es tenacidad.
Estas son algunas reflexiones acerca de los ingredientes que considero fundamentales para avanzar con mayores probabilidades de éxito en la aventura de crear una huerta orgánica comercial. Ojalá a alguien le sirva de algo.
Motivador.
Gracias ☺️
Saber que te motiva es una buena noticia Yohana. 😉
Claro Fernando, siempre sirve de algo escuchar de una voz autorizada lo que sospechamos y conocemos todos, nos recuerda que no estamos solos, que no solo nos pasa a nosotros y nos hace sentir a la comunidad que nos entendería si estuviera con nosotros pero que nos acompaña en nuestra soledad y hace que esta sea más llevadera.
Un abrazo.
Gracias por la reflexión Agustín. Un abrazo fuerte
Me parece fascinante el tema , yo soy de chile de la 8 región . Estoy en un proyecto de huerto comercial y me ha ayudado mucho tus video y comentario.